PABLO SAN ROMAN
Doha, Catar
El mundo espera ansioso el duelo Leo Messi-Kylian Mbappé, el domingo en Doha, en la final de Catar-2022 entre Argentina y Francia. Muchos aficionados al fútbol quieren que gane la albiceleste para que el siete veces ganador del Balón de Oro gane el único título que le falta.
A sus 35 años es la última oportunidad que tiene Messi de ganar ese título, mientras que Mbappé ya ganó el Mundial en Rusia-2018, con apenas 19 años. Si se impone en Doha, con casi 24, tomaría probablemente el relevo como mejor jugador del planeta.
«Mbappé es el futuro. Messi ya viene siendo, desde hace mucho tiempo, el mejor jugador del mundo. Eso te hace pensar que una vez que Messi ya no esté…», afirmó Mario Kempes, principal artífice del primer título argentino, en 1978, en una entrevista a la AFP.
Toda Argentina y buena parte del planeta no quiere que Messi se retire sin ser campeón del mundo, como lo fue Diego Maradona en 1986, Y entre ellos Mario Kempes.
«Hay dos selecciones argentinas que son campeonas y la de ahora está muy cerquita. En 1978 y 1986, por suerte, salimos campeones. Nos falta un Mundial de Messi», afirmó Kempes a la AFP.
Este sábado, en otra entrevista a la AFP, Arsene Wenger, director técnico de desarrollo de la FIFA, se rindió también a Messi.
«El jefe de orquesta es Messi y la música empieza cuando él tiene el balón. Lo que es sorprendente para mí en este torneo es que ha redescubierto su capacidad física para acelerar de nuevo en el momento adecuado», dijo.
En Doha, además del apoyo que va a recibir la selección argentina en la final, con casi 40.000 hinchas, el respaldo de los locales (cataríes y emigrantes asiáticos en el país del Golfo) es muy visible.
Este sábado por la mañana, en el camellódromo de las afueras de Doha, el Shahaniyah Camel Race Track, los jockeys se entrenaban con la camiseta de la selección argentina.
Y en el Hospital de Maternidad de Doha, pegado al centro de prensa del Mundial de fútbol, un panel a la entrada marcaba todos los resultados. Y algún apasionado paciente o empleado del centro se había aventurado a hacer de adivino y había escrito el vencedor: Argentina.
Francia contará con el apoyo del presidente de la nación, Emmanuel Macron, que viajó este sábado a Catar con su esposa Brigitte y varias estrellas del fútbol para asistir a la final.
Macron está acompañado por el futbolista Christopher Nkunku, baja en la Copa del Mundo por una lesión, los exinternacionales Alain Giresse, Bruno Cheyrou y Laure Boulleau así como por la árbitra internacional Stéphanie Frappart.
El París Saint Germain tiene a los dos jugadores en su plantilla, que jugarán la final en suelo catarí, curiosamente el país de los propietarios del club francés.
«Estoy orgulloso de tener dos jugadores, los dos mejores jugadores del mundo, que juegan la final en mi país, es el mejor escenario», declaró el patrón del PSG, el catarí Nasser Al Khelaifi.
Con tanta gente empujando para que Messi no se vaya del fútbol sin ganar un Mundial, hace que la selección francesa aparezca casi como el malo de la película.
Final de consolación
Pero el equipo francés, que jugará casi como visitante con un estadio de Lusail repleto de argentinos, tratará de aguar la fiesta albiceleste y ganar su tercera estrella, tras los Mundiales de 1998 y 2018.
Francia ya jugó casi como visitante en la semifinal ganada Marruecos (2-0).
Si gana, además sería el primer equipo en ganar dos títulos consecutivos desde el Brasil de Pelé (1958 y 1962).
«Es cierto que Leo Messi tiene una gran carrera a la que le falta este trofeo, pero nosotros también estamos aquí para enorgullecer a nuestro país. Espero que la selección de Francia gane», señaló el delantero francés Ousmane Dembelé, que fue compañero del jugador argentino en el FC Barcelona.
El duelo Argentina-Francia y el otro duelo Messi-Mbappé centra la atención de todo el mundo, mientras la final de consolación se juega este sábado en el Khalifa Stadium de Doha.
Marruecos, la gran sorpresa del torneo, estará probablemente más motivada que Croacia, finalista hace cuatro años en Rusia-2018 en el duelo perdido contra Francia.
Los croatas tendrán la motivación de una despedida digna de su estrella, Luka Modric, que a sus 37 años juega su último partido de un Mundial y tal vez con su selección. Y por él buscarán la victoria.