Alfredo Cruz Polanco ([email protected])
En las pasadas elecciones municipales, congresuales y presidenciales de febrero y mayo de este año el Partido Revolucionario Moderno (PRM), superó abrumadoramente a la alianza opositora Rescate RD en los tres niveles de elección, obteniendo una gran mayoría de alcaldías, de distritos municipales, de diputados, senadores y la presidencia de la república.
El Presidente de la República Luis Abinader, conociendo la situación económica imperante en nuestro país y en el entorno internacional, afectado por grandes turbulencias económicas y conflictos bélicos, muy atinadamente ha iniciado un periplo visitando a los principales actores del pasado proceso electoral, buscando una posible salida de consenso a la crisis política y social que se vislumbra en el futuro inmediato.
Está consciente que una mayoría calificada en el Congreso Nacional y en las alcaldías no es una garantía para mantener la estabilidad macroeconómica, política y social del país. Esta misma mayoría la obtuvo también en su momento el PRD y el PLD y ambos fueron desplazados del Poder.
Con dicha mayoria y con el control que ostenta en los distintos estamentos del Estado, el Presidente Abinader tiene por delante un gran reto y a la vez una gran oportunidad para demostrar que de verdad piensa en las futuras generaciones y no en las próximas elecciones.
Debe propiciar y llevar a cabo una reingeniería, las reformas y transformaciones que requiere el Estado dominicano a nivel institucional, en la que sean disueltas o fusionadas aquellas instituciones que no rinden ninguna labor y fortalecer aquellas que sí lo hacen, para lograr el grado de desarrollo humano, social y el fortalecimiento institucional que el país requiere, pues dicha mayoría no será para siempre.
Esta vez estará obligado a someter una verdadera reforma fiscal al Congreso Nacional, la cual está incluida en la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 (Ley 1-12), que ya no se puede posponer, como ocurrió en administraciones anteriores, consciente del alto costo político que esta le generará al gobierno y al partido gobernante. Aplicar una reforma fiscal en estos momentos va a generar grandes tensiones y un clima de inestabilidad económica, política y social, tal como ocurrió en Colombia, en Chile y recientemente en Argentina.
Pero la misma no debe hacerse a la carrera, aprovechando la mayoría calificada de ambas cámaras legislativas; hay que tomarse el tiempo necesario, ser prudente a la hora de aprobarla; no debe ser excluyente, hay que tomar en cuenta a todos los sectores políticos, económicos y sociales del país.
Una reforma fiscal implica la revisión de la actual estructura tributaria del país, así como la modificación de leyes importantes que tienen que ver con dicha reforma. No debe ser solamente para crear más fuentes de ingresos (más impuestos).
Deberá corregir todas aquellas distorsiones e irregularidades existentes en nuestro sistema tributario. desmontar y disminuir aquellos privilegios, incentivos, subsidios y exenciones a sectores económicos poderosos que son irritantes e improcedentes, así como aquellos impuestos que resultan lesivos para los sectores más vulnerables. no tendría sentido si no es para mejorar la calidad del gasto público.
Las reformas fiscales, en gran medida, sólo han contribuido para hacer más ricos a los poderosos y más pobres a los sectores marginados; la misma debe ser justa e integral, muy bien analizada, ponderada, discutida y consensuada por todos los sectores económicos, políticos, sociales.
Nuestro país cuenta con uno de los sistemas tributarios más desigual e injusto de toda el área. Se debe tratar que los sectores de mayores ingresos sean los que más contribuyan al fisco, no los menos pudientes y vulnerables, como siempre ha ocurrido, que son los que más contribuyen con el pago de los impuestos. Dicha reforma debe crear los mecanismos necesarios para reducir la gran evasión fiscal existente, la cual asciende cerca del 45%.
El autor es Contador Público Autorizado
Máster en Relaciones Internacionales
Ex diputado al Congreso Nacional y
Miembro titular de la Cámara de Cuentas 2010-2016